Ministerio de Ciencia e Innovación

Entrevista a Guillermo Muñiz , jefe de grupo del CIBERES

Guillermo Muñiz Albaiceta, jefe de grupo del CIBERES en el Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA)
CIBER | viernes, 1 de junio de 2018

El grupo de investigación que lidera Guillermo Muñiz Albaiceta en el Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias centra su trabajo en el estudio de los mecanismos de daño y reparación pulmonar, con especial atención al campo de la ventilación mecánica. Tras la reciente incorporación del grupo al CIBERES, el Dr. Muñiz aborda en esta entrevista los principales retos que se marca en esta nueva etapa dentro del CIBERES y las ventajas que supone para su equipo la integración en el CIBER.

-El daño pulmonar por efecto de la ventilación mecánica es una línea de investigación prioritaria para su grupo…

-El grupo de investigación que coordino se dedica esencialmente al estudio de los mecanismos de daño y reparación pulmonar, y muy especialmente a todo lo relacionado con la ventilación mecánica. Desde hace tiempo se sabe que la ventilación mecánica, aunque es una técnica extraordinaria de soporte vital, fundamental no sólo para los pacientes muy graves, sino también para aquellos sometidos a cirugía o procedimientos invasivos, puede ser lesiva para el pulmón. Cuando el tejido pulmonar se ve sometido a un estiramiento excesivo, se lesiona y desencadena respuestas que se extienden a todo el organismo. El grupo se dedica al estudio de estos efectos y a la identificación de nuevos tratamientos que los limiten. Para ello, abarcamos desde estudios en pacientes a modelos animales y estudios en células. Con ello podemos atacar un problema desde distintos puntos de vista.

-En lo relativo a la ventilación mecánica, ¿cuáles considera los mayores desafíos para la investigación?

-La investigación en ventilación mecánica está muy centrada en el empleo de técnicas fisiológicas para determinar qué forma de ventilación será la menos lesiva para un paciente. Sin embargo, y a pesar de muchos años de trabajo, no hay consenso general sobre cómo debe aplicarse la ventilación. Hasta el momento, carecemos de una guía indiscutible que nos diga si el pulmón se está lesionando o no. Así, surgen varios desafíos. Uno es encontrar esa forma de ajuste óptimo. Para ello serán necesarias probablemente técnicas de monitorización compleja, o el descubrimiento de biomarcadores. Otra alternativa sería encontrar tratamientos que hicieran al pulmón tolerante a la ventilación, o que promovieran la reparación al mismo tiempo.

Por otro lado, cada vez más pacientes que son sometidos a ventilación mecánica presentan diferentes enfermedades concomitantes, o situaciones de fragilidad (edad muy avanzada, dependencia, encamamiento prolongado…). Ahora que sabemos que la respuesta del organismo a la ventilación mecánica es sistémica, y no se limita sólo al pulmón, debemos conocer cómo esta patología previa interacciona con la respuesta a la ventilación, para intentar minimizar el daño y mejorar el pronóstico de los pacientes.

-¿Qué balance hace de la actividad investigadora que han desarrollado hasta el momento y qué investigaciones tiene en marcha su grupo en este campo?

-Nuestra actividad investigadora comenzó con estudios en pacientes, buscando las mejores estrategias de ventilación en base a lo que medíamos. Los resultados que fuimos obteniendo eran muy interesantes, pero al mismo tiempo desalentadores. Da la sensación de que no hay una estrategia óptima de ventilación aplicable a todos los pacientes. Es decir, las formas de ventilación que son buenas para una cosa, son perjudiciales para otra. Ante esta situación, fuimos aproximándonos a estudios cada vez más moleculares, con el objetivo de minimizar el daño a nivel biológico. Si no podemos evitar hacer daño con el ventilador, intentemos hacer que las células del pulmón se vuelvan resistentes. Y de ahí, pasamos al estudio de los mecanismos de reparación, ya que muchas veces los pacientes reciben ventilación cuando el daño pulmonar ya está establecido.

-También trabajan en el estudio de la reparación tisular en la lesión pulmonar aguda, ¿en qué aspectos centran su investigación?

-Hay que tener en cuenta que la reparación es un proceso fisiológico. Es decir, no es una enfermedad, sino parte de la restauración de la salud. Y eso lo hace muy difícil de mejorar, ya que está optimizado por miles de años de evolución. Encontrar un fármaco que mejorase la reparación sería “hackear” un sistema muy perfeccionado. Para ello, intentamos identificar cuáles de todos los mecanismos que se activan tras una lesión son realmente beneficiosos, e intentar potenciarlos. En el momento actual estamos interesados en los pacientes frágiles, en los cuales estos mecanismos de reparación pueden no funcionar de manera adecuada, para intentar restituirlos.

-El grupo que usted lidera acaba de incorporarse al Centro de Investigación Biomédica en Red en su Área de Enfermedades Respiratorias ¿qué retos se marcan como grupo CIBER?

-Incorporarse al CIBER es todo un honor y un privilegio, aunque suene a tópico. El reto particular que nos planteamos tras la incorporación es ser capaces de aprovechar los recursos que el CIBER pone a disposición de los grupos para dar un salto de calidad y mejorar nuestra producción científica. De forma más específica, esperamos que la interacción cercana con otros grupos nos permita abordar temas más complejos, y desde diferentes perspectivas. Estos retos van desde desarrollar proyectos complejos colaborando con otros grupos hasta ser capaces de formar consorcios para obtener financiación de proyectos europeos.

-¿Cómo valora la aportación del CIBERES a la investigación que se viene haciendo en España en el área de Enfermedades Respiratorias?

-CIBERES es un pilar esencial en la investigación en enfermedades respiratorias en nuestro país. La producción científica y la calidad de los grupos que lo integran es impresionante, con gran repercusión internacional. Como recién llegados, nos toca aprender todo lo que podamos, esperando ser capaces de estar a la altura.

-¿La entrada en el CIBERES implica para su grupo la puesta en marcha de nuevos proyectos?

-Rotundamente. La financiación adicional y la cercanía de otros grupos nos han permitido lanzar dos líneas que llevábamos discutiendo mucho tiempo. Una de ellas es el estudio de los mecanismos epigenéticos asociados al daño pulmonar agudo. Es decir, las modificaciones en el DNA que ocurren durante la lesión de los pulmones, y que no son mutaciones. Lo interesante de estos mecanismos es que existen fármacos que pueden modularlos por lo que, si estuvieran implicados en el daño del tejido, podríamos intentar tratarlo.

La otra línea está centrada en los efectos de la ventilación mecánica en los pacientes frágiles. Hemos establecido una alianza con otros grupos de CIBER (no sólo CIBERES) para el desarrollo de un proyecto conjunto. Nos interesa mucho cómo una situación de fragilidad e inmovilización prolongada, como la que tienen muchos pacientes, puede influir en las respuestas del organismo a la ventilación.

-¿Cómo va a mejorar la colaboración con otros grupos el hecho de ser grupo CIBERES?

-Hace ya muchos años que colaboramos estrechamente con algunos grupos de CIBERES. Pero formar parte de CIBER nos sitúa mucho más cerca de multitud de grupos, algunos de los cuales ni conocíamos. Esto facilita la colaboración, sobre todo cuando hay equipos con una producción excelente y un conocimiento acumulado impresionante. Estar dentro de la estructura facilita el intercambio de ideas y la ejecución de proyectos.