El grupo que lidera Guillermo M. Albaiceta en la Fundación para la investigación e Innovación Biosanitaria en el Principado de Asturias (FINBA) se incorporó al CIBERES a comienzos de 2018. Casi un año después, el Dr. Albaiceta valora la experiencia de esta primera etapa como grupo CIBER y las claves de la estrategia de futuro del CIBERES: “La promoción de la investigación de calidad, la generosidad para la inclusión de otros grupos y la difusión del conocimiento”.
-Su grupo se incorporó en este 2018 al área del CIBER de Enfermedades Respiratorias, ¿cómo ve y cómo valora al CIBERES por su experiencia como grupo CIBER?
-La experiencia en el CIBER a lo largo de este año ha sido muy buena. Nos ha abierto una posibilidad fantástica de colaboración con otros grupos y de crecimiento, mediante la participación en proyectos colaborativos, expansión a otras patologías respiratorias, interacción con grupos investigadores de un gran nivel… Ya manteníamos una colaboración con algunos grupos, pero la entrada en el CIBERES nos ha permitido establecer una relación sólida con grupos con intereses complementarios.
-¿Cuáles considera que debieran ser las claves de la estrategia del CIBERES de cara al futuro?
-La actual línea de CIBERES incluye la promoción de la investigación de calidad, la generosidad para la inclusión de otros grupos y la promoción y difusión del conocimiento. Estos tres pilares son esenciales para el mantenimiento de la actividad investigadora. CIBERES puede ayudar a los grupos más pequeños, invitándolos a colaborar, y al mismo tiempo retornar a la sociedad el trabajo realizado.
-Su grupo acaba de publicar los resultados de una investigación que describe un mecanismo celular asociado al daño pulmonar causado por la ventilación mecánica, ¿cuáles han sido los principales hallazgos de este estudio?
-Hemos descrito que la envoltura del núcleo celular actúa como mecanosensor; es decir, como sensor de que la célula está sometida a un estrés mecánico anómalo. La interacción de esta envoltura nuclear con la cromatina subyacente causa un cambio en la expresión génica que dirige a la célula del alveolo pulmonar hacia la apoptosis, que es uno de los mecanismos de daño pulmonar. El tratamiento con inhibidores de la proteasa del HIV, que interfieren también con la maduración de la Lamina-A, es capaz de bloquear este proceso de mecanosensación y disminuir el daño pulmonar.
-El estudio reporta una diana terapéutica que permitiría bloquear este mecanismo y prevenir así el daño pulmonar asociado a la ventilación mecánica, ¿podría suponer el hallazgo de un tratamiento definitivo que pueda hacer al pulmón tolerante a la ventilación mecánica?
-Hemos identificado un nuevo mecanismo patogénico, que puede interferirse con fármacos. Pero aún estamos lejos de hacer el pulmón inmune al estrés mecánico. Los tratamientos deben demostrar su seguridad y su eficacia de forma muy rigurosa antes de pasar a la clínica.
-¿Qué papel juega esta diana terapéutica en el proceso y cómo se actúa sobre la misma?
-Nuestros genes son sensibles al estrés mecánico que rodea a la célula. Pensamos que, cuando la célula se ve sometida a deformación, activa un mecanismo compensatorio que impide la expresión descontrolada de estos genes mecanosensibles. Para ello, aumenta el depósito de una proteína, la Lamina-A, en la lámina nuclear, una capa proteica situada por dentro de la membrana nuclear. Así, el núcleo se vuelve más rígido y se controla la expresión génica. El tratamiento con inhibidores de proteasa interfiere con la maduración de la Lamina-A, impidiendo su polimerización, y así el núcleo sigue siendo elástico. De esta forma, aumenta la expresión de genes mecanosensibles y se activan rutas que favorecen la supervivencia celular.
-¿Hay en la actualidad fármacos ya disponibles dirigidos a esta diana terapéutica o implicaría de nuevos desarrollos farmacológicos?
-Algunos inhibidores de la proteasa del HIV pueden bloquear la maduración de la Lamina-A, pero el mecanismo por el que lo hacen no está completamente aclarado, así como su seguridad fuera de los pacientes con infección por HIV. Es muy tentador intentar desarrollar fármacos que interfieran con estas vías.
-¿Han detectado que pudiera tener algún efecto negativo?
-Seguro que hay efectos negativos. Siempre los hay, y más cuando se actúa sobre procesos celulares tan críticos, como son la muerte y la supervivencia celular. Lo ideal sería disponer de un fármaco muy específico, de fácil administración en pacientes graves, para intentar minimizar los efectos adversos. En nuestro estudio, el tratamiento activa la expresión de diferentes genes dependientes de P53, un regulador esencial de múltiples funciones celulares. En otros modelos experimentales esta respuesta se ha asociado a un envejecimiento acelerado.
-¿Qué pasos deberían darse a partir de ahora para la incorporación de este protocolo terapéutico en la prevención del daño pulmonar asociado a ventilación mecánica?
-Siguiendo el proceso habitual, debería confirmarse la eficacia en modelos animales más complejos, en paralelo con estudios de seguridad, antes de plantearse hacer un estudio clínico de cualquier tipo. Pero también creo que, de manera más general, el trabajo abre la vía al empleo de los mecanismos de mecanosensación y mecanotransducción nuclear en el daño pulmonar.
-¿Cuál es el porcentaje o el número absoluto de pacientes que requieren de ventilación mecánica anualmente en España y qué porcentaje de los mismos puede verse afectado por daño pulmonar asociado a esta técnica?
-Entre un 30-50% de los pacientes ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos precisa ventilación mecánica. A esto hay que añadir la práctica totalidad de los pacientes que se someten a una cirugía mayor, en los cuales es necesaria la ventilación. Todo paciente sometido a ventilación mecánica está en riesgo de daño pulmonar, aunque, afortunadamente, los pulmones sanos son capaces de tolerar la ventilación sin problemas en la mayoría de los casos. En la actualidad, estamos identificando el papel de la ventilación mecánica no solo en el daño pulmonar evidente a corto plazo, sino también en las secuelas a largo plazo que presentan los supervivientes. La morbilidad asociada a la ventilación mecánica es significativa.
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